¡Hola! Mi nombre es Tamara Sánchez Camuñas, tengo 28 años y me gustaría
contaros mi historia.
De repente, todo cambió, durante mi viaje a Tailandia, el 7 de abril del 2024 mi vida
se paralizó. Después de un síncope, intenté caminar y las piernas no me
respondían, mi cuerpo dejó de funcionar como antes, mis piernas fallaban,
temblores, mi cuerpo parecía de plastilina, me caía…y con ello llegó el miedo y la
incertidumbre.
Estuve ingresada en tres hospitales diferentes en Tailandia, me realizaron muchas
pruebas donde la respuesta era que “todo estaba bien”, y que podía ser algo de mi
cabeza. La primera vez que me vi en silla de ruedas en el gimnasio de
rehabilitación, me di cuenta de que tenía que volver a aprender a caminar, y fue ahí
cuando pensé “nunca debí dejar de bailar” y fue mi impulso para mi recuperación.
Una semana después pude volar a España y estuve ingresada en el Hospital
Fundación Jiménez Díaz en Madrid donde recibí finalmente el diagnóstico: Trastorno
Neurológico Funcional. La primera vez que lo escuché no entendía nada, pero lo
que si me cuadraba era todos los síntomas que me estaban pasando (crisis
disociativas, debilidad, dificultad para caminar, temblores…).
Y este fue el primer paso para entender lo que me estaba pasando, aceptarlo y
reaprender.
Gracias a mi hermana encontramos a una fisioterapeuta especializada
en esta enfermedad, quien fue la primera persona que me ayudó a entender todo y
me derivó a un equipo de salud mental, también con experiencia en el abordaje de
los TNF y así, poder tener un equipo completo y coordinado que me ayudara. Gracias
por darme la mano desde el principio, sobre todo, cuando estaba tan perdida y solo
veía oscuridad.
Unas semanas después, mi hermana, también fisioterapeuta, me puso música y me
animó a levantarme de la silla de ruedas y de repente veía que mis piernas se
movían y seguían el ritmo de la música.
He tenido la suerte de rodearme de buenos profesionales y por su puesto de mi tía,
mi profesora de ballet desde los 4 años, gracias a ella empecé a bailar. Me sentía
libre, como si fuera un pájaro que está en una jaula y de repente me dieran alas
para volar. Yo apenas podía caminar, pero cuando escuchaba la música me dejaba
llevar sin pensar en todo lo que me estaba pasando, sin pensar que estaba enferma,
me podía olvidar de la realidad por unos minutos y conectar conmigo misma. Ahí
descubrí el poder de danza para conectar conmigo misma y sanar.
Y eso me impulsó a crear “MI RENACER” para explicar todo mi proceso a través de
la danza, sin palabras se puede decir mucho. Y así, dar visibilidad a la enfermedad y
poder ayudar a todas aquellas personas que puedan estar pasando por un proceso
parecido o simplemente viviendo la vida misma.
A veces la vida, sin previo aviso, te cambia, te para en seco. Todos los planes que
tenías en mente de repente pasan a un segundo plano, y tienes que lidiar con lo que
te venga, con aceptación, aunque a veces no sea tan sencillo y te venga la
frustración, la incertidumbre, el miedo…pero siempre hay una salida para todo, un lado bueno y un paso más fuerte después de cada caída.
Pero esto es muy difícil sin la ayuda de los demás, la familia, amigos y profesionales
sanitarios…aunque cueste a veces, hay que dejarse ayudar y pedir ayuda, sin
tiempos, con paciencia y viviendo cada día. Valorando todo como nunca.
A todos aquellos que estén pasando por la misma situación, os animo a que no
tengáis miedo de hacer lo que os apasione, no perdáis la esperanza, confiad en
vosotros mismos. Paso a paso, si se puede, aferraos a todo lo que os haga feliz.
Por último, gracias a mi familia y amigos que han aprendido junto a mí, el poder de
la unión mente-cuerpo y siempre han estado a mi lado para darme la mano. Esto es
una pura montaña rusa, pero lo importante, es que después de cada caída, te
levantas cada vez más fuerte.
Os presento mi vídeo, «MI RENACER»: MI RENACER | Descubriendo el camino para vivir con Trastorno Neurológico Funcional (TNF)