Mi nombre es Andrea García y me encuentro ya superando los últimos peldaños de la residencia de Neurología. Confieso que no ha sido un camino de rosas; lo que me ha llevado a reflexionar y a tener que reconciliarme con mi profesión en ocasiones, y voy a explicarte el porqué.
HUMANIZAR LA SALUD
Desde los primeros pasos por la facultad de Medicina, he podido experimentar que los estudiantes nos cobijamos bajo el paraguas de un marco biomédico. Un modelo que defiende que la enfermedad puede explicarse por las desviaciones de la norma de variables biológicas mensurables.
A lo largo de los años, navegamos entre métodos diagnósticos y modelos terapéuticos cada vez más complejos y sofisticados. Aprendemos, como describe el médico internista y psiquiatra George L. Engel, a concebir el cuerpo como una máquina, a la enfermedad como una avería y al médico como a un mecánico. Luego, cuando escogemos nuestra plaza MIR, elegimos qué parte del cuerpo nos gustaría reparar y qué tipo de mecánico queremos ser. La reivindicación del modelo biopsicosocial que defiende George L. Engel pretende integrar mente, cuerpo y entorno social en la atención al paciente.
Como describe el psiquiatra Jorge L. Tizón en un artículo y cito, conseguir “humanizar” la práctica clínica debería consistir en saber introducir técnicas psicosociales para potenciar nuestra “formación humanística”. ¿Parece sencillo, verdad? Lo cierto es que, la aplicabilidad del modelo biopsicosocial es más complejo de lo que parece, debido al legado de la medicina occidental. Me atrevería a decir que a lo largo de nuestra formación médica, tanto en la facultad como durante la residencia, es poca la formación destinada a dichos aspectos. Asumiendo que estoy nadando en la superficie del tema, me planteo si no deberíamos ahondar más en las ciencias sociales ya en las facultades.
EL MODELO BIOPSICOSOCIAL EN EL TRASTORNO NEUROLÓGICO FUNCIONAL
La comprensión de los trastornos neurológicos funcionales ha pasado a lo largo de los años de conceptualizaciones psicológicas a integrarse en un marco biopsicosocial.
Mi primera toma de contacto con el trastorno neurológico funcional fue en la facultad de Medicina, concretamente durante la asignatura de Psiquiatría. Conocí la enfermedad bajo muchos nombres: “conversivo” “somatización” «psicógeno» o «no orgánico», y no fue hasta llegar a la residencia, que descubrí el término de trastorno neurológico funcional (TNF). Influenciada por los paradigmas heredados sobre la enfermedad, he visitado en urgencias y en consultas externas de Neurología a pacientes con TNF y les he transmitido, erróneamente, que sus pruebas diagnósticas eran negativas por lo que su enfermedad era no-orgánica y que primaban los factores emocionales en su causa. He visto como aceptaban el diagnóstico con culpa e incertidumbre, y tanto yo como muchos colegas neurólogos, los hemos acabado derivando a psiquiatría y/o psicología para el manejo terapéutico. Para nuestra sorpresa, muchos pacientes se convirtieron en usuarios frecuentadores de urgencias. Algo estábamos haciendo mal y ahora sé por qué. Después de años investigando la enfermedad, sabemos que para desarrollar un TNF participan factores biológicos, psicológicos y sociales que a su vez pueden actuar individualmente como factores predisponentes, precipitantes y perpetuadores en la enfermedad.
Como parte de mi rotación externa, decidí nadar en aguas más profundas y aprender más acerca de la enfermedad en la unidad transdisciplinar del Instituto de Neurociencias Synaptia Vithas Madrid. De la mano de un equipo integrado por neurólogos, psiquiatras, psicólogos y fisioterapeutas, he tenido la oportunidad de apreciar la utilidad de la aplicabilidad el modelo biopsicosocial. La educación sobre su enfermedad, terapias físicas y psicoterapia y cambios en el estilo de vida, son los pilares en los que se basa un abordaje holístico para ofrecer una mejor atención médica.
La mirada de aquellos pacientes que se iban de la consulta, a diferencia de los que visité en urgencias y consultas externas, no mostraban incertidumbre o culpa sino esperanza. Así que tomo nota. Ahora sé que una medicina más humanizada es posible, por lo que me siento comprometida a seguir aprendiendo para defenderla.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
- Engel GL. The clinical application of the biopsychosocial model. Am J Psychiatry. 1980 May;137(5):535-44.
- Mavroudis I, Kazis D, Kamal FZ, Gurzu IL, Ciobica A, Pădurariu M, Novac B, Iordache A. Understanding Functional Neurological Disorder: Recent Insights and Diagnostic Challenges. Int J Mol Sci. 2024 Apr 18;25(8):4470. doi: 10.3390/ijms25084470. PMID: 38674056; PMCID: PMC11050230.
- Edwards, M.J., Yogarajah, M. & Stone, J. Why functional neurological disorder is not feigning or malingering. Nat Rev Neurol19, 246–256 (2023).
- Kusnanto H, Agustian D, Hilmanto D. Biopsychosocial model of illnesses in primary care: A hermeneutic literature review. J Family Med Prim Care. 2018 May-Jun;7(3):497-500.